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Revista Interviu

 

MOROSOS:

LOS RICOS TAMBIÉN DEBEN

ARTICULO PUBLICADO EN LA REVISTA INTERVIU DEL 6 DE ABRIL DE 1997. (NÚMERO 1.092)

Si es usted un moroso o piensa serlo, tenga cuidado. La tecnología puede jugarle una mala pasada. Si no se acuerda de haber devuelto un recibo de la lavadora puede encontrarse con la sorpresa de que su nombre aparezca en un lista de deudores al pedir un crédito para comprar el televisor. Peor aún: cualquier día tres ‘monjes’ pueden presentarse en la puerta de su casa y hacerle una reclamación , en nombre de una empresa especializada en cobrar deudas. Si además es famoso, cumple todos los requisitos para formar parte de un selecto club llamado Lista de Morosos .

Que todo el mundo ha tenido alguna vez deudas es una cuestión innegable. Desde el que pide 1 .000 pesetas al compañero para pagar un taxi, hasta el invitado a comer un día por el resto de los comensales, son usos habituales en el ámbito laboral. Cuando estas deudas se convierten en oficiales, es decir, cuando existe una factura, un cheque o una letra de cambio que nunca fue correspondida, las cosas se complican. El Registro de Aceptos Impagados (RAI) Contiene casi tres millones de nombres en su base de datos.

Todas las personas que figuran en el RAI lo hacen por diferentes motivos: desde el que ha pagado con un cheque sin fondos la reparación de su coche, hasta el que no ha dado importancia al vencimiento de una letra de la hipoteca del piso. Entrar en el RAI, el archivo de la Asociación Española de la Banca, manejado por todos los bancos y cajas de ahorro de este país, es sencillo: cualquier entidad de crédito puede incluir el nombre del deudor cuando presente un impago mínimo de 50.000pesetas.

Hermano gemelo del RAI en importancia, aunque no en finalidad, es el ASNEF o fichero de la Asociación Nacional de Entidades Financieras, que dispone de 1.800.000 registros, de los que el 15 por ciento corresponde a personas jurídicas, es decir, a empresas. El RAI y el ASNEF son los registros de morosos de ámbito nacional más importantes, aunque tampoco se queda atrás el BDI, que es el fichero de la firma Interprés, dedicada a la realización de informes comerciales. La tecnología ha avanzado tanto que ya es posible acceder al registro de morosos de algunas entidades vía Internet mediante el pago de una cuota anual de 20.000 pesetas.

Que a uno le incluyan en cualquiera de los tres registros anteriores es fácil. Las maneras de hacerlo son tres : aparecer en la notificación de un edicto, en un diario oficial o en el tablón de anuncios de cualquier juzgado. La segunda forma es que el propio moroso facilite la información a uno de estos ficheros, cosa que, lógicamente, raras veces ocurre. La tercera consiste en que sea el acreedor -circunstancia muy frecuente- quien dé el chivatazo a una de estas organizaciones, aunque para ello debe demostrar,según marca la ley, la veracidad de lo que denuncia.

Este tercer punto levantó cierta controversia hace años, ya que el acreedor presionaba al moroso con la inclusión de su nombre en una base de datos para intentar cobrar la deuda. La Agencia de Protección de Datos dictó una resolución mediante la cual no se podía incluir a nadie en estos ficheros mientras se estuviese discutiendo la deuda en cuestión. Sobre este último problema, Jacobo de Salas, asesor jurídico de la Asociación de Usuarios de Banca (Ausbanc), afirma que » en ocasiones se puede dar el caso de que algunos de los datos contenidos en los ficheros sean incorrectos, y ese es el momento de determinar responsabilidades,. la mayoría de las cuales son del suministrador de la información, que en la mayoría de estos casos es el acreedor. aunque también puede ser la Administración » .

El Monasterio, en acción

Si entrar parece fácil, salir de estos registros informatizados resulta harto difícil. Sólo existe una manera de hacerlo, que consiste en demostrar que se ha cancelado la deuda y, aun así, pasa al menos un mes hasta que un nombre deja de constar en los archivos. Esta circunstancia ocasiona a veces perjuicios a los que han tenido deu- das, por pequeñas que sean, ya que los bancos se niegan sistemáticamente a conceder créditos a cualquiera que esté fichado: lo primero que hacen las entidades financieras es comprobar si el solicitante del crédito o alguna de sus empresas deben dinero.

Cuando los juzgados no logran poner orden entre acreedor y deudor es cuando entran en acción las empresas especializadas en el cobro a morosos.

Una de las más importantes tiene el llamativo nombre de El Monasterio del Cobro, cuyos empleados, ataviados con hábitos de monjes del siglo XVIII, se dedican a perseguir a los deudores por las calles de cualquier ciudad de España recordándoles la obligación que tienen de hacer frente a sus compromisos económicos. Su frase preferida para abordar a los morosos es ésta: » Hermano, antes pedía limosna, pero ahora vengo a cobrarme una deuda».

El sistema es casi infalible, ya que para el deudor supone un descrédito importante verse perseguido por las calles de su barrio, en su oficina o en su lugar de vacaciones, por tres frailes que con aire lastimero le reclaman una deuda. Además, El Monasterio del Cobro informa a los vecinos del moroso que lo deseen acerca de las deudas que éste ha contraído y que se niega a pagar.

Estos frailes disponen de una base de datos que posee 1.981.000 registros, cuyos titulares se han visto alguna vez afectados por un procedimiento judicial. Sus clientes no suelen ser famosos, aunque sí lo han sido muchas de sus víctimas, como el empresario Carlos Saldaña Barroso, dueño del sevillano pub Arny; el humorista Manolo de Vega o Juan Domingo Díaz Ambrona, hijo de un ex ministro del anterior régimen.

La resolución de algunos casos famosos han sido encargados a El Monasterio del Cobro, como el del ya citado Saldaña ,quien también era administrador único de la empresa Azaroset, dedicada a la «explotación de máquinas recreativas de azar» en Sevilla. Otras dos empresas, Espartería Juan Peña y González Alhama S. L., reclamaron judicialmente a Azaroset el pago de una deuda. Los primeros denunciaron impagos por un total de 2.745.600 pesetas por la compra de unas cestas de regalo, y los segundos reclamaron 602.000 pesetas por la venta de un camión de arroz. Carlos Saldaña se comprometió con ellos a pagar 50.000 pesetas mensuales para amortizar las deudas, pero nunca cumplió su palabra. Actualmente los locales que tiene Azaroset en la capital andaluza están embargados por Caja de Madrid según la información facilitada por El Monasterio del Cobro.

Hijo del último ministro de Agricultura del régimen anterior, Juan Domingo Díaz Ambrona, de 56 años de edad, fue director general de Administración Local, ex presidente de la Diputación de Badajoz, diputado a Cortes y ex jefe de las delegaciones de Hacienda en Cáceres y Badajoz. También fue secretario del consejo de administración y asesor jurídico de la Empresa Nacional de Turismo y en la actualidad ocupa el cargo de miembro de la Corte de Arbitraje de Madrid. Díaz Ambrona adeuda a la sociedad Palica S. A., según El Monasterio del Cobro, la cantidad de 9.326.738 pesetas en concepto de alquiler de su domicilio una deuda que él mismo reconoció ante un notario, amén de firmar varias letras en blanco.

El nombre de Manuel Rafael de Vega Alonso quizás no diga nada a quien lo lea, pero seguro que todo el mundo conoce a Manolo de Vega.Según los ya citados especialistas en el cobro de morosos, este humorista, que alcanzó cierta popularidad hace unos años, alquiló un chalet en la localidad madrileña de Las Rozas, en la calle Moncayo, pero dejó a deber al dueño 3.286.213 pesetas en concepto de alquiler. Manolo de Vega y su esposa firmaron varios reconocimientos de deuda. El primero de ellos por 1.884.153 pesetas, correspondiente a la renta entre el 1 de enero de 1994 y el 31 de julio de 1995. También reconoció deber 762.003 pesetas «en concepto de atrasos por el alquiler y consumos en el pago de la renta del piso de mi propiedad durante el periodo comprendido del 1/8/95 al 29/2/96 y que los referidos señores (el matrimonio De Vega) ocupan en régimen de alquiler».

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